Investigaciones anteriores han sugerido que las radiaciones electromagnéticas de radiofrecuencias (RF-EMR, por sus siglas en inglés) emitidas por los dispositivos pueden tener un efecto perjudicial sobre la fertilidad masculina. La mayor parte de la población adulta a nivel mundial posee teléfonos móviles y alrededor del 14 por ciento de las parejas de los países con ingresos altos y medios tiene dificultades para concebir.
Un equipo dirigido por la doctora Fiona Mathews, profesora de Biociencias de la Universidad de Exeter, realizó una revisión sistemática de los resultados de diez estudios, que en total incluyen 1.492 muestras, con el objetivo de aclarar el papel potencial de esta exposición ambiental.
Los participantes en los análisis realizados eran de clínicas de fertilidad y centros de investigación y la calidad del esperma se midió de tres formas diferentes: la motilidad (la capacidad de los espermatozoides para moverse adecuadamente hacia el óvulo), la viabilidad (la proporción de espermatozoides vivos) y la concentración (el número de espermatozoides por unidad de semen).
En los grupos de control, entre el 50 y el 85 por ciento de los espermatozoides tenían un movimiento normal, una proporción que se redujo una media de unos ocho puntos porcentuales cuando se produjo la exposición a teléfonos móviles. Los efectos fueron similares a los observados para la viabilidad de los espermatozoides mientras la influencia sobre la concentración de espermatozoides fue menos clara.
A su juicio, esto podría ser “particularmente importante” para los hombres que ya están en el límite de la infertilidad, por lo que cree que se requiere más investigación para determinar las implicaciones clínicas completas para la población en general.